Se discute si la figura central de la conspiración fue Miguel Hidalgo y Costilla, el cura del pequeño pueblo de Dolores, o bien, si el liderazgo era ejercido por Ignacio Allende, militar por formación, adscrito al cuerpo de dragones de la Reina. Las reuniones de los conjurados se llevaban a cabo en la casa de Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro. El grupo conspirador tenía pretendido alzarse en armas el mes de diciembre de 1810 en San Juan de los Lagos, Jalisco, pero fueron descubiertos en septiembre de ese año.
En la zona de El Bajío, comenzaron a organizar una conjura en San Miguel el Grande los capitanes Ignacio Allende y Mariano Abasolo, quienes habían tenido contacto, el año anterior, con los conspiradores de Valladolid José Mariano Michelena y José María García Obeso.[1] Las reuniones se trasladaron a la ciudad de Querétaro, en donde se sumaron un grupo de letrados, pequeños comerciantes y más militares del ejército colonial. Este grupo celebraba juntas disfrazadas de "academia literaria". Entre sus miembros se encontraban el cura Miguel Hidalgo y Costilla, el pequeño industrial Juan Aldama, el corregidor de la ciudad José Miguel Domínguez con su esposa Josefa Ortiz de Domínguez, el presbítero José María Sánchez, los abogados Parra, Laso y Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, Francisco Araujo, Antonio Téllez, Ignacio Gutiérrez, los comerciantes Epigmenio y Emeterio González, el regidor José Ignacio de Villaseñor y Cervantes,[2] el capitán Joaquín Arias, el teniente Francisco Lanzagorta y el teniente Baca.[1] La organización de los conspiradores contemplaba en el mando a Ignacio Allende como general, Aldama como segundo e Hidalgo al frente del movimiento popular. Sus primeros pasos serían la destitución de todos los españoles en los puestos de gobierno, apoyados por un levantamiento que se llevaría a cabo el 1 de octubre,[3] para lo cual se prepararon lanzas, espadas y municiones que almacenaron en San Miguel el Grande, Dolores y Querétaro.[4]
[editar] La conspiración descubierta y el inicio de la Guerra de Independencia de México
Pero la conspiración de Querétaro fue denunciada, el 9 de septiembre, por el empleado de correos José Mariano Galván. Al día siguiente, el propio capitán Joaquín Arias, al creer que todo estaba perdido, se autodenunció ante el alcalde Juan Ochoa.[5] Otras denuncias llegaron a oídos del comandante Ignacio García Rebolledo y se presionó al corregidor Domínguez para catear la casa de los hermanos González.[6] En lugar se encontró armamento almacenado, en consecuencia Epigmenio y Emeterio fueron aprehendidos. Josefa Ortiz tuvo tiempo de enviar como mensajero al alcalde Ignacio Pérez para poner en sobre aviso a los conspiradores que se encontraban en San Miguel el Alto.[7] Mientras en Querétaro se hicieron prisioneros a más conspiradores, incluyendo a los corregidores.[8] Pérez cabalgó la noche del 15 de septiembre hasta San Miguel logrando contactar a Juan Aldama, quien de inmediato se trasladó a Dolores, lugar al que llegó en la madrugada del 16 de septiembre para informar las malas noticias a Allende e Hidalgo. Después de un intercambio de opiniones, el cura exclamó:"Si, lo he pensado bien, y veo que estamos perdidos y que no queda más recurso que ir a coger gachupines".[9]
Con ayuda de ochenta presos que liberaron de la cárcel, capturaron al delegado Rincón, se dirigieron al atrio de la iglesia, tocaron las campanas, Hidalgo pronunció un discurso explicando que el movimiento al que incitaba era para derribar al mal gobierno, quitando del poder a los españoles que trataban de entregar el reino a los franceses. Le ofreció a la población que se dejarían de pagar tributos, y un peso diario a quienes participaran si llevaban caballo y la mitad a los de a pie. Acto seguido se aprehendió a diecinueve españoles.[10] Se juntaron más de seiscientos hombres, a quienes se les repartieron lanzas y machetes, Hidalgo arengó a la población, las palabras exactas que pronunció, tal vez nunca se sepan, las versiones probables y más antiguas son:[11]Manuel Abad y Queipo (1810):[14]"¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!" Diego de Bringas (1810):[14] "¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la religión y mueran los gachupines!" Anónimo (1810) recopilado por Ernesto Lemoine Villicaña:[14] "Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!" | Juan Aldama (1811):[11]"¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!" Servando Teresa de Mier (1813):[12] "¡Viva Fernando VII y la Virgen de Guadalupe!" Lucas Alamán (1840):[13] "¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!" A lo que el pueblo respondió: "¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!" |
LA HISTORIA DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO
Antecedentes. En la Nueva España las cosas parecían ir de la mejor manera y no era para menos pensar esto. Las arcas de México se encontraban
abundantes y financiaban tanto los gobiernos de otras colonias españolas, así como la construcción de palacios y campañas militares en la
propia España. Las ciudades de México tenían un desarrollo mayor que cualquier otra colonia en América. Pero hasta ahí podía ir la alegría
ya que existía una profunda y marcada desigualdad social entre los habitantes de la Nueva España.
Para el siglo XVIII la población estaba conformada por un 40% de Indígenas, otro 40% de mestizos y mulatos incluyendo todas las generaciones
intermedias y solo un 20% de blancos (europeos y americanos) Los dos primeros grupos sociales componían la población inculta, pobre y
explotada, sectores completamente desplazados de toda participación en el gobierno general y la economía del virreinato. El 20% de blancos
controlaban todo el poder llevándose casi la totalidad de las ganancias que generaba la colonia. A pesar de esto este grupo estaba dividido
en dos bandos "peninsulares" y "criollos", es decir europeos y americanos. Esta diferencia comenzó desde iniciada la colonia en México y
creo un defecto que se profundizo durante 200 años. Al iniciar el siglo XIX la grieta había separado al país en dos bandos el realista
(españoles) y el insurgente (criollos), los que arrastraron tras de ellos al resto de los núcleos sociales.
Españoles
Criollos
Indios
Esta división se generaba de quien tenia más derecho a gobernar y dirigir la sociedad, por una parte los españoles consideraban que ellos
tenían todo el derecho del poder por ser los conquistadores y dueños directos de las colonias, ante lo cual no podían permitir que los criollos
los cuales habían nacido en las Indias (América) y por lo tanto inferiores tomaran el poder. En el otro lado los criollos, cansados de seguir bajo
el control de la corona española la cual se encontraba muy lejos para poder solucionar adecuadamente los problemas de la Nueva España,
consideraban que a ellos les correspondía dirigir el camino político y social de la Nueva España.
Cae la Monarquía en España.
En junio de 1808 llegó a México la noticia de la renuncia de los reyes españoles en favor de José Bonaparte. Tanto españoles como criollos
se negaron a reconocer a Bonaparte, pero los criollos vieron la oportunidad de hacer a la colonia independiente con el pretexto de guardar el
reino para el rey Fernando VII. Francisco Primo Verdad y Ramos y Juan Francisco Azcárate encabezados por Fray Melchor de Talamantes
piden que se tengan por nulas las renuncias echas por los reyes de España, argumentando que ante la falta de reyes la soberanía había vuelto
al pueblo y por lo tanto había la necesidad de crear un gobierno temporal apoyado por el pueblo, Primo Verdad y Ramos termino su
propuesta pidiendo al virrey y a la junta del ayuntamiento que juraran por el rey de España y de la Indias Fernando VII. Iturrigaray entonces
virrey apoyo la propuesta de crear por los votos de los ayuntamientos de la Nueva España, una Junta Suprema de México en donde él dirigiría conservando la soberanía mientras Fernando VII estuviera preso. Los españoles realistas vieron esto como un paso que conduciría hacia
la liberación política total y tenían que impedirlo. El 15 de septiembre dirigidos por Gabriel Yermo unos 300 españoles entraron al palacio y tomaron preso al virrey y a sus asesores. A partir de ese momento instauraron un gobierno militar cerrado a cualquier cambio. Primo Verdad y Ramos uno de los criollos más renombrados de la junta del ayuntamiento fue tomado preso y luego muerto como ejemplo de lo que les esperaba a los que intentaran promover un cambio en el orden del poder del virreinato. Esto no intimidó ni asustó a los grupos opositores a los realistas, todo lo contrario los motivó a juntarse y planear algo para tomarse el poder a cualquier precio.
El Virrey Iturrigaray
La Conspiración
A fines de 1809 es descubierta una conspiración en Valladolid que intentaba derrocar al régimen militar de los peninsulares, en ella es
invitado a participar Don Miguel Hidalgo Costilla un cura criollo de gran carisma que por sus ideas es enviado al curato de Dolores desde el
cual sigue buscando gente con sus mismas inquietudes entre las cuales estaba el ser miembro importante de alguna conspiración para
derrocar al régimen. No se une a la conspiración de Valladolid porque observa su inmadurez y sus pocas posibilidades de éxito.
Su oportunidad surge entre un grupo de criollos de la ciudad de Querétaro que son protegidos por el corregidor de esta ciudad Miguel
Domínguez y sobre todo por su esposa Doña Josefa Ortiz de Domínguez. Este grupo es impulsado por un grupo de militares Ignacio Allende,
Juan Aldama, Mariano Abasolo, Joaquín Arias y otros. Allende es el principal promotor de la conspiración, un hombre impulsivo quien deseaba
dirigir la operación pero en forma de un movimiento de la clase media criolla conducida por militares. La conspiración de Valladolid demostró
que no bastaba con el apoyo de los criollos, que necesitaban al pueblo si es que esperaban tener alguna oportunidad de éxito en su aventura. Esto a la vez
los hacia dudar ya que en el fondo eran clasistas. Había que mover al pueblo, las masas y para ello necesitaban a alguien de gran carisma y
prestigio de modo que pudiera ser oído y aplaudido por la muchedumbre. Por tal razón y con pesar de Allende se llamo a Hidalgo.
Miguel Domínguez
Las reuniones de este grupo de conspiradores se realizaban en la casa del cura José María Sánchez a ellas acudían Allende, Altamirano,
Aldama, Hidalgo y otros. El Corregidor Don Miguel Domínguez aunque no asistía a las reuniones estaba de acuerdo con el movimiento y en su
casa se reunía con Allende para tratar el proyecto. Las reuniones estaban encubiertas bajo el pretexto de Juntas literarias, en las cuales
discutían los puntos para llevar acabo el levantamiento.
José Maria de Allende y Uzaga
La Conspiración Descubierta
La conspiración es descubierta ante varias autoridades por Mariano Galva y el capitán Arias, ante esto Josefa Ortiz de Domínguez envía al alcalde, Ignacio Pérez, para que busque al capitán Allende en San Miguel, al no
encontrarlo ahí se dirige junto con Aldama a Dolores.
El Levantamiento
Al ser informados Hidalgo y Allende de que la conspiración ha sido descubierta discuten su situación y por fin Hidalgo exclama "¡Caballeros, somos perdidos; Aquí no hay más recursos que ir a coger gachupines". Así que en la madrugada del 16 de septiembre Hidalgo se dirigió al patio de la parroquia de Dolores en donde expuso a la gente reunida que llegaba a 3000 el plan que
tenían para quitar del poder a los gachupines tras lo cual dio el grito de independencia.
El Grito de Dolores
Del pueblo de Dolores Hidalgo partió hacia Atotonilco donde saco un lienzo de la iglesia con la imagen de la Virgen de Guadalupe, lo
puso como estandarte y siguió hacia San Miguel el Grande, Chamacuelo (hoy día Comonfort. En la ciudad de Celaya se asignaron los primeros
grados e Hidalgo fue nombrado como "Capitán General" o "Generalísimo de América" y Allende como "Teniente General", continuaron
avanzando y llegaron a Salamanca, Irapuato, Silao y finalmente a Guanajuato. A lo largo del avance hasta Guanajuato que duro menos de dos semanas
Hidalgo logro juntar a más de veinte mil hombres, ya que en Guanajuato tomo esta ciudad tras vencer a los españoles que se habían fortificado en
la alhóndiga de Granaditas.
Reunió a más hombres y mandó a fundir cañones para dirigirse a Valladolid la cual tomo sin disparar un solo tiro. Escribe el primer bando en el
que anula la esclavitud y la paga de tributos para todo tipo de castas. Sale de Valladolid rumbo a la capital y en el camino se le unen Ignacio
López Rayón y el cura José María Morelos; Rayón pasa a formar parte de su equipo de colaboradores y Morelos es destinado a dirigir la
insurrección en el sur, rumbo a Acapulco.
Conforme los rebeldes avanzaban hacia la ciudad, el pánico era mayor. Venegas organiza una bien provista división, que puso al mando del coronel Torcuato Trujillo, con la orden de atacar y detener el avance de las
fuerzas rebeldes. El encuentro se desarrolló el 30 de octubre en el Cerro de las Cruces. Hidalgo y Allende hacen frente a Trujillo venciendo a su ejército completamente. Motivados por su victoria avanzan hasta las cercanías de la ciudad, parando en el pueblo de Cuajimalpa. Hidalgo decide no avanzar hacia la ciudad ya que un poderoso ejército comandado por el brigadier Félix María Calleja venia en auxilio del virrey Venegas y podrían quedar atrapados en la ciudad. El 7 de noviembre es derrotado en Aculco por Calleja a quien intentaban evitar. Hidalgo y Allende se separan, Allende parte a Guanajuato, donde tiene que enfrentarse con el ejército de Calleja, e Hidalgo se dirige hacia Guadalajara
donde es recibido con festejos, propone la creación de un Congreso Nacional con representantes de todas las ciudades villas y lugares del
reino, utiliza la imprenta para publicar proclamas y bandas, también edita el Despertar Americano, primer periódico insurgente que durará a lo largo de
11 años de guerra. Desarrolla sus medidas de tipo social, como la anulación de la esclavitud, suspensión de tributos, reparto de tierras y
garantías individuales (igualdad social, libertad de trabajo y de comercio). Es Hidalgo quizá el único que desde el inicio de la lucha se haya
dado cuenta que el movimiento iba más haya de la lucha por el control del poder de la Nueva España y que se transformó en una lucha popular por la libertad de México.
El 17 de enero de 1811 el brigadier Calleja quien ya había recuperado Guanajuato para los realistas, vence al gran ejército insurgente e Hidalgo se ve obligado a partir para el norte con intenciones de pasar a Estados Unidos y conseguir armamento para volver con más fuerza. Es detenido cerca de Monclova en Actita de Bajan por un destacamento realista.
La Muerte de los Caudillos
Hidalgo conducido a Chihuahua junto con otros líderes insurgentes es tomado prisionero y puesto en juicio. Fue sometido a los más duros
interrogatorios durante tres meses, tras los cuales es sentenciado a muerte. La ejecución se llevó acabo el 30 de junio de 1811 y su cabeza junto con la de Allende, Aldama y Jiménez fue colocada en un ángulo de la Alhóndiga de Granaditas, como advertencia para el resto.
Continua la Lucha.
La Captura de Hidalgo y sus compañeros no detuvo la lucha de independencia ya que quienes habrían de continuar con su tarea ya estaban trabajando en ello antes de la muerte de los primeros jefes. El movimiento no solo no decayó sino que tomo más fuerza y alcanzo sus máximos niveles tanto en lo político como en lo militar.
Después de enterarse de la captura de Hidalgo y Allende, Ignacio López Rayón quien había sido nombrado Jefe del ejército en Saltillo, mientras durase la ausencia de Allende e Hidalgo, decide sacar su pequeño ejército de apenas 1000 hombres antes de que las tropas de Calleja llegaran a Saltillo. Marchan hacia el sur hasta la villa de Zitácuaro, y en ella se instalan para formar su centro de operaciones.
Ignacio López Rayón
La Junta de Zitácuaro.
En Zitácuaro, el 19 de agosto de 1811, Rayón dirige la Suprema Junta Nacional Americana, a nombre de Fernando VII, la junta estaba
formada por un cuerpo colegiado de cinco vocales, en el momento fueron designados tres de ellos: el propio Rayón y sus compañeros de
armas, José María Liceaga y José Sixto Berdusco. Apoyándose en los precedentes de la península ibérica y de algunas ciudades
sudamericanas, Rayón se proponía con la junta, además de asegurar su posición personal, dar unidad a la causa revolucionaria, cuestionar la
legitimidad del gobierno virreinal de la Ciudad de México y fortalecer un instituto que fijara la línea ideológica del movimiento insurgente.
La junta logro ser escuchada en la zona central del país y algunos jefes menores, se le unieron; contó con el aval de Morelos; uso la imprenta para propagar sus ideas en vasta escala; emitió moneda nacional con los emblemas del "águila, nopal, arco, flecha y honda"; envió una comisión a los Estados Unidos para gestionar su reconocimiento, por lo menos en calidad de beligerante; se benefició con los auxilios e informes que le proporcionaba desde la Ciudad de México una organización secreta que se hizo famosa con el nombre de Los Guadalupes, y
elaboró el proyecto de una Constitución Nacional, el cual no pudo ser llevado acabo. La junta no tenía el poder que necesitaba para ser
obedecida por la mayoría de los jefes combatientes, necesitaba tener el dominio seguro de una buena parte del país; pero Calleja, al frente
de su flamante división, tomó por asalto Zitácuaro, en los primeros días de 1812; impidiendo que los proyectos de la junta se consolidaran. Rayón y la junta no tuvieron otra opción que huir perseguidos por los realistas.
Luego, los vocales se separaron, trabajando cada uno en distintas áreas; Rayón en la intendencia de México, Berduzco en la de Michoacán y Liceaga en la de Guanajuato. Cada uno pretendió tener la dirección de la junta, lo que provocó una querella entre los tres fundadores y en la disolución de la junta, hacia el primer semestre de 1813.
Rayón, No solo en aspecto militar tuvo problemas ya que cada derrota hacia que perdiera el prestigio ante el resto de los jefes insurgentes, y otra razón de su perdida de autoridad fue su falta de visión, mientras el movimiento se inclinaba a ser más radical, él se aferraba a la tesis de que la soberanía emanaba del pueblo, pero "residía en la persona de Fernando VII". Para el 1813 esta idea había sido dejada muy atrás, lo que deseaba era la independencia total del país. Solo otro jefe insurgente tenia el prestigio militar y también la comprensión del movimiento como para dirigirlo con la fuerza de Hidalgo, este hombre era Morelos.
Morelos cura de Cuarácuaro de origen mestizo y humilde era un hombre que a base de trabajo desde muy temprana edad había logrado
pagar su educación.
Estudio en el Colegio de San Nicolás cuando Hidalgo era rector. Hasta el levantamiento en Dolores, había sido un buen burgués de la época
colonial, dedicándose a diversas actividades económicas además de las parroquiales, pero al enterarse del movimiento que dirigía Hidalgo
su carácter sufrió una transformación y decidió unirse a la lucha. Alcanzó a Hidalgo en Indaparapeo y siguió con él hasta el Charo donde
Hidalgo lo eligió para dirigir la lucha en el sur y tomar el puerto de Acapulco.
Morelos, Líder de la Insurgencia
Las campañas de Morelos son considerarse las más fructíferas ya que la etapa que él dirigió de la Lucha de independencia puede ser la única en que se tuvo la posibilidad real de derrocar al régimen colonial. Morelos era un militar intuitivo que basaba su estrategia en la geografía del terreno en que se movía. De inmediato sigue la encomienda que le da Hidalgo avanzando sobre las intendencias de Michoacán, México, Puebla, Veracruz y Oaxaca. A diferencia de Hidalgo se niega a dirigir muchedumbres indisciplinadas. Era sumamente cuidadoso para sus
operaciones seleccionando solo a los más aptos, los dotaba de armas (fusiles, machetes y sables), así como un mínimo de instrucción militar.
Escribió unas sencillas y claras reglas para el cuerpo que comandaba. Muchos jefes insurgentes se formaron entre sus tropas como Pablo y Miguel Galeana, Víctor y Nicolás Bravo, Mariana Matamoros, Manuel de Mier y Terán, Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero y muchos más.
El genio militar con que es aclamado Morelos se justifica en variadas ocasiones. En Mayo de 1812 Calleja con el más grande ejército que logró reunir el gobierno realista, sitió a Morelos en la villa de Cuautla. Calleja convencido de su superioridad promete a Venegas que no podrán salir vivas "ni las ratas". Morelos resistió el sitio y cuando no pudo más burló a Calleja y sacó lo que quedaba de su tropa, tres cuartas partes ya habían caído. Reanudó su campaña sobre Puebla, Veracruz y Oaxaca con más energía, el y sus capitanes demostraron ser
superiores a los militares realistas. En 1813 tomó Acapulco, para esa fecha el territorio que tenia dominado abarcaba desde Michoacán hasta las orillas del reino de Guatemala.
El Congreso Nacional.
Morelos decide hacer un alto en su campaña militar para dedicarse a la construcción política de la nación, asunto que consideraba más importante
que la lucha militar. Morelos fue el jefe insurgente que más desarrolló sus ideas políticas. En los pueblos que dominó quitó las autoridades coloniales y colocó a criollos en los puestos directivos.
Consciente del analfabetismo de pueblo tradució las proclamas de Hidalgo a un lenguaje sencillo y organizó pequeños cabildos donde explicaba al pueblo las causas del movimiento, pregonó la igualdad social y repudió el latifundismo. Al instaurarse la junta de Zitácuaro, Morelos la reconoció pero solo para dar la imagen de un gobierno revolucionario unido ya que estaba en desacuerdo con la ideología de la Junta de una soberanía a medias.
En el mes de noviembre de 1812 Morelos tomó Oaxaca, la cual es un importante centro urbano, con todas las ventajas que ello conlleva, entre ellas la presencia de ideólogos y proyectistas como José Manuel de Herrera y Carlos María de Bustamante quienes dirigieron el periódico Correo Americano del Sur, el cual ayudó a propagar las ideas de la insurgencia.
Después de largas consultas incluso con miembros del grupo de los Guadalupes que le enviaron cartas con sus pensamientos, decidió transformar la Junta Gubernativa en un Congreso Nacional electo hasta donde fuese posible por
el voto de los pueblos. El 14 de septiembre de 1813 Morelos inauguró el Congreso y redacta el texto de "Sentimientos de la Nación". Las sesiones culminaron el 6 de noviembre con la Declaración de Independencia total.
En esta sus autores rompieron completamente con la idea de la dependencia de la corona española, otorgándole la soberanía a la nación, correspondiéndole a esta el hacer las leyes constitucionales.
Para el invierno de 1813 Félix María Calleja como nuevo virrey desató una bien planeada ofensiva contra Morelos. Morelos es derrotado en Valladolid y después en Puruarán, donde cayó prisionero su segundo jefe Matamoros quien fue conducido a la capital provincial para ser fusilado el 3 de febrero 1814. La línea defensiva de las fuerzas de Morelos fue derrotada y cayeron sucesivamente Chilpancingo, Acapulco y Oaxaca. Las fuerzas de Morelos acabaron dividiéndose en pequeñas guerrillas sin coordinación. Aun así los congresistas lograron redactar el Decreto Constitucional en Apatzingan el 22 de Octubre de 1814. Morelos sin darse por vencido siguió protegiendo al congreso y animándolo a
continuar.
A mediados de 1815 hicieron una pausa en Puruarán, lo que le permitió al congreso reorganizar el gobierno, enviar una embajada a Estados
Unidos y publicar el Manifiesto a las Naciones. Después decidieron trasladar el gobierno a Tehuacán, Puebla. En el camino el jefe realista Manuel de la Concha los atacó y capturó a Morelos. Los miembros del Congreso apenas lograron llegar a Tehuacan.
Muerte de Morelos.
Calleja con gran resentimiento a Morelos por lo acontecido en Cuautla decidió dar un espectáculo a los habitantes de la ciudad exhibiendo a Morelos, quien fue juzgado por la Inquisición y un tribunal militar. Se le sentenció a muerte pero temieron que la ejecución en la capital diera lugar a un alboroto popular, Calleja decidió que fuese fusilado fuera de ella y sin publicidad, de esta forma el 22 de diciembre de 1815 en San Cristóbal Ecatepec fue segada la vida del más grande caudillo de la independencia.
Declina la Lucha de Independencia.
Durante los cinco años siguientes a la muerte de Morelos la lucha de Independencia se halló dividida en decenas de jefes insurgentes pero que al estar faltos de un líder, les faltaba la fuerza necesaria para imponerse sobre los otros y llevar acabo la consumación de la independencia.
A pesar que el virrey Calleja logró fragmentar y casi eliminar a la insurgencia a través de la represión y la persecución sin cuartel de los rebeldes esta continuó apareciendo continuamente. Calleja advirtió que a pesar de toda la victoria que pueda obtener el pueblo de la Nueva España estaba decidido a independizarse.
Fernando VII llamó a Calleja quien cedió el gobierno del virreinato al teniente general de la armada Juan Ruiz de Apodaca, y este continuó combatiendo a la insurgencia.
El Virrey Juan Ruiz de Apodaca
Después de la muerte de Morelos el congreso de Chilpancingo fue perseguido por los realistas y finalmente Manuel Mier y Terán lo disolvió. Con esto se terminó el centro político unificador que Morelos había creado.
Muchos jefes Militares continuaron la lucha de Morelos, pero casi todos fueron muertos, encarcelados o indultados después de pagar a los realistas, repudiando la revolución y jurando a Fernando VII.
En 1817 cayeron en prisión los jefes Mier y Terán, Ramón e Ignacio López Rayón, José Francisco Osorno, Nicolás Bravo, colaboradores del Congreso de Chilpancingo: Bustamante, Herrera, Berdisco, etc.
La expedición de Mina.
Con todas esas victorias el virrey Apodaca pudo considerar que había acabado con los focos revolucionarios más importantes, ya que los únicos que subsistieron fueron varias guerrillas, principalmente en el sur de Veracruz y el sur de Guanajuato, las cuales fueron subestimadas en su poder por los altos mandos realistas. Dado esto el gobierno comenzó a trabajar en la reconstrucción, pero fue cuando recibió sorpresivamente la noticia de que Javier Mina un joven español de Navarra y adversario de Fernando VII, había desembarcado en la costa de Nuevo Santander (Tamaulipas), junto con una expedición libertadora.
Javier Mina
La expedición de Mina no pudo tener éxito ya que la enorme publicidad con que se manejó su expedición permitió al virrey Apodaca tomar las medidas para detenerlo. Mina desembarcó con unos trescientos hombres sin embargo logró escapar del cerco y meterse al centro de la Nueva España. La acción de Mina duró apenas un semestre pero le dio un importante impulso a la lucha de independencia. Moreno y Mina se unieron y lucharon contra Pascual de Liñan, enviado por los realistas para detenerlos. Liñan los venció pero lograron escapar para intentar más tarde un imprudente ataque a Guanajuato, después del cual fueron detenidos en el rancho "El Venadito". El 11 de noviembre de 1817 Mina fue fusilado frente al fuerte de Los Remedios.
Guerrero
Guerrero fue un hombre de descendencia mulata que se había unido a la lucha desde 1810, contó con todas las cualidades de un líder pero su papel fue secundario hasta 1814 ya que el se centró en la lucha de guerrillas, lo que le permitió junto con su carácter alerta y resistente no preocuparse. Fue el principal contendiente en el sur después de la muerte de Morelos y el único que mantuvo viva la lucha cuando ya parecía extinguirse. A diferencia de otros militares consideró importante la lucha en el terreno de los principios políticos y sociales, su ideario se derivó directamente de las ideas de Hidalgo y Morelos. Cuando Mier y Terán disolvieron el congreso se opuso a el ya que consideraba que un gobierno militar no era correcto y que era necesario acatar las leyes que provenían de la lucha, principalmente el Decreto Constitucional.
Consumación de la Independencia.
Los Realistas Divididos.
Calleja envió al coronel José Gabriel de Armijo con un poderoso ejército en contra de Guerrero quien siguió resistiendo en el sur. Los enfrentamientos entre las tropas de realistas e insurgentes continuaron pero limitados a la zona que Guerrero tenia controlada. Guerrero se percató que podía seguir resistiendo los ataques pero que no lograría extender la lucha, por otra parte los realistas no lograron vencer a
las fuerzas insurgentes, esto desesperó a ambos bandos. Al ser virrey Apodaca sucesor de Calleja decidió entablar relaciones a través de contactos con Guerrero para presionarlo a que abandone lucha a lo cual Guerrero se negó. Apodaca continuó insistiendo secretamente a Guerrero, mientras que oficialmente tubo a Armijo combatiendo. Guerrero se dio cuenta que el gobierno de la capital no estaba tan unida ya que Apodaca parecía no confiar en sus militares y le ofrecía secretamente el perdón bajo condiciones atrayentes, y en el otro lado Armijo le ofrecía el perdón pero bajo las condiciones más represivas.
Vicente Guerrero
La verdad del gobierno estaba desquebrajándose y ya no funcionaba como en los tiempos de Calleja. Desde el virrey hacia abajo todos desconfiaban dando lugar a la formación de un sin fin de intrigas, por ello Apodaca temió terminar con la misma suerte de Iturrigaray (ser destituido del poder por un golpe de estado) Vio que el régimen realista perdía confianza en sí mismo, Guerrero decidió seducir a uno de los jefes realistas, de esta forma quitar al régimen uno de los cuerpos en que se apoyaba. Primero lo intentó con Armijo siendo el mas indicado pues era el más cercano y dado sus altos cargos tuvo un alto número de tropas bajo su mando. Armijo no acepto y continuó siendo fiel al gobierno. Guerrero entonces fijó su atención en el coronel Carlos Moya dependiente de Armijo, después de sondear por medio de intermediarios le envió una carta el 17 de agosto de 1820.
En esa carta Guerrero le pidió que se uniera a su lucha siguiendo el ejemplo de los revolucionarios de la historia española y que tomó su ejemplo para independizarse no solo del absolutismo de Fernando VII, sino del gobierno de los españoles constitucionales, convirtiéndose en jefe de las fuerzas americanas y que observara que el panorama de político les permitiría sacar ventaja ya que dentro de poco Apodaca seria remplazado por Francisco Espoz y Mina quien tuvo cierto resentimiento a los realistas y de ideas liberales. En esa carta Guerrero creó las bases sobre las que se desarrolló la independencia de México. Carlos Moya rechazó la propuesta aunque no furiosamente y se la presentó a Armijo quien a su vez la llevó al virrey. Apodaca no se escandalizó ante la carta y extrañamente no rompió su contacto secreto con Guerrero, lo que forzó a la renuncia de Armijo pues no pudo vencer a Guerrero y nombra jefe de las comandancias del sur a Agustín de Iturbide a quien informó de las ideas de Guerrero.
Agustín de Iturbide
La Profesa.
Mientras Guerrero preparaba sus planes en el mismo seno de la capital se formuló otro plan idéntico pero que rechazaba todo lo que pudiese sonar a insurgentismo, populismo y constitucionalismo. Esta fue la "Conspiración de la Profesa" nombrada así por la iglesia en donde se llevó acabo las reuniones de este grupo dirigido por el canónigo Matías de Monteagudo quien como todos los comprometidos tuvo acceso a la corte virreinal, por lo que no se dudó que Apodaca tuviera conocimiento de ella.
Los miembros de la Profesa al igual que Guerrero, necesitaron de apoyo militar para llevar a cabo sus planes y por supuesto un jefe que los encabezara, en ello se encontraron a Iturbide un militar realista con sonados triunfos, (uno de ellos contra las tropas de Morelos), quien atrajo la atención del grupo.
Iturbide no tuvo un historial muy limpio pero debido a las presiones de Monteagudo y otros gestores Apodaca decidió darle, aunque no sin ciertas dudas la comandancia del sur.
Iturbide y Guerrero
Al aceptar la comandancia Iturbide tuvo la misión de eliminar a las fuerzas insurgentes de Guerrero, pero esto se vio impedido primero porque Iturbide no tuvo la capacidad para cumplir con esta misión, segundo el compromiso que había contraído con la Profesa y tercero los planes que el mismo había comenzado a formular. No pensó desaprovechar la oportunidad si la tenia de dar un golpe a Guerrero ya que aún rechazaba las ideas de los insurgentes. Pero no fue su principal interés ya que tenia pensado negociar con Guerrero lo que convendría más a sus intereses, además supo por el propio Apodaca que Guerrero estaba dispuesto a negociar.
Iturbide llegó al cuartel general de la comandancia en Teloloapan cerca de Iguala el 1 de diciembre. Comenzó a establecer contactos con un gran número de aliados civiles y militares en varias partes del virreinato, en tanto inició una operación por la serranía de Temascaltepec para limpiar de "bandidos" el área.
Pedro Ascencio segundo jefe de Guerrero cerca de Tlatlaya capturó a la retaguardia de Iturbide, eliminando a casi todos sus componentes y
a los cinco días Guerrero ganó otro combate frente a la sección de Carlos Moya.
Iturbide alarmado se percato que la insurgencia era más fuerte de lo que se pensaba en México y de lo que el mismo creía. El 10 de mayo
envió su primera carta al Jefe insurgente, Guerrero no contestó con sobrados motivos. Iturbide volvió a escribir, y Guerrero contestó recelosamente.
El 27 de enero antes de que se diera un claro entendimiento entre Guerrero e Iturbide se desarrolló el último enfrentamiento entre realistas e insurgentes en un lugar llamado La Cueva de Diablo, donde venció Guerrero.
Iturbide sin más paciencia escribió la tercera y definitiva carta a Guerrero, esta más política y concreta se dirigió al el insurgente en términos de "Estimado amigo" y le propuso una entrevista, Guerrero pospuso la reunión pero se llego a un acuerdo a través de comisionados.
Iturbide informó los detalles de su plan y los medios por los que pensaba ponerlo en marcha.
Lo único que molestó a Guerrero fue que se ofreciera la corona de México a Fernando VII, pero Iturbide debe haberlo tranquilizado diciéndole que era solo una maniobra política para obtener confianza pero que nunca se llevaría acabo. Los insurgentes participaron cubriendo las espaldas de Iturbide en el sur mientras él avanzó por el centro y occidente.
El Plan de Iguala.
El 24 de febrero de 1821 en Iguala Iturbide redactó "El Plan de Iguala", basado en lo ideado por los miembros de la profesa pero más intolerante y adecuado para la realidad de ese momento. En 24 artículos Iturbide describió su plan de Independencia y la organización del nuevo Estado. Las ideas más importantes fueron:
-Religión católica, sin tolerar ninguna otra
-La Nueva España es independiente de cualquier otra nación
-El gobierno seria monarquía moderada con base en la constitución
-El emperador será Fernando VII u otro miembro de la casa reinante española
-Todos los habitantes de la Nueva España sin distinción de europeos, africanos, ni indios son ciudadanos de esta monarquía con opción a todo empleo.
-Los bienes de personas y cleros serán respetados.
-Se formará un ejército protector de las Tres Garantías: religión, independencia y unión de americanos y europeos.
-Las tropas del ejército realista que se unan al ejército de las Tres Garantías serán consideradas como milicia nacional.
El 2 de Marzo el plan y su manifiesto fueron leídos a las tropas acuarteladas en Iguala, donde juraron defender la independencia y Iturbide fue nombrado "Primer Jefe del Ejército Trigarante".
Al no disponer de imprenta Iturbide hizo uso de un hábil grupo de copiadores quienes desde la última semana de febrero trabajaron día y noche para hacer cientos de copias del Plan de Iguala. Estas fueron distribuidas inmediatamente a las personas más importantes de cada localidad de la Nueva España.
Aunque Apodaca llamó traidor a Iturbide y trató de organizar una ofensiva para destruirlo no pudo confiar en el ejército, mientras Iturbide recibió adhesiones cada vez más numerosas. El alto clero con excepción del arzobispo de México se le sumo y ayudó a la propagación del plan prestando las imprentas. Esto fue principal ya que la fuerza de plan fue conseguir la mayor cantidad de gente posibles ya que el ejército realista contaba con aproximadamente 30 mil hombres, buena parte de los cuales para fortuna de Iturbide se unieron a la idea.
Con Guerrero cubriéndolo en la retaguardia, por el sur Iturbide marchó hacia las intendencias de Valladolid y Guanajuato. No fue hasta antes de partir en el pueblo de Teloloapan que Iturbide y Guerrero se encontraron. Guerrero reconoció a Iturbide como Primer Jefe del Ejército Trigarante y de la independencia.
El Plan de Iguala pareció ajustar las desigualdades entre los dos bandos, por lo que fue ampliamente acogido, las ciudades lo aclamaban y los soldados realistas se unieron en gran masa a las filas trigarantes. Iturbide marchó por Guanajuato y Querétaro hasta Puebla.
La Consumación.
En la ciudad de México Apodaca fue destituido por la guardia de la ciudad designando en su lugar al mariscal Francisco Novella.
En Puebla Iturbide recibió la noticia de la llegada del último virrey Juan de O´Donojú. A pesar de no ser Ezpos y Mina el candidato enviado que había imaginado Guerrero, O´Donojú era un masón, liberal y anticolonialista, hombre práctico y abierto quien reafirmó los cálculos de Guerrero al no imponerse, sino a entender la peculiar situación política.
Se encontró con Iturbide en Córdoba el 24 de agosto donde llagaron a un acuerdo y firmaron el tratado de Córdoba, en el que se reconoció la
Independencia de México y se ratificó con ligeras variantes el plan de Iguala.
Juan de O' Donoju Último Virrey
Iturbide y O´Donojú al frente del ejército Trigarante establecieron su cuartel en Tacubaya a las orillas de la ciudad donde negociaron la rendición de
la ciudad con Novella. Por fin la capital capituló, y el 27 de septiembre de 1821 el ejército Trigarante entró a la capital en medio de la multitud
que aplaudió la independencia, marcando así el triunfo de 11 años de lucha por la Independencia.